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“La Bestia” 347 gana posiciones

La novena etapa del 43º Rally Dakar no fue tan simple. La ruta llevó a Tim y Tom Coronel a trepar las montañas árabes a través de valles y cañadas rocosas, con un piso totalmente desparejo que los hizo saltar todo el rato en el polvo de otros competidores durante 465 kilómetros. Con un planteo astuto y paciencia, los gemelos volvieron a quedar 25º al final del día y se aseguraron con ello adelantar dos puestos más en los cómputos generales de Autos.

“Era una jornada para equivocarse varias veces”, dijo Tim en Neom, el mismo punto de largada y llegada. “Condujimos todo el día en el polvo de otros porque así era la superficie y hubo que tomar riesgos que no siempre queríamos tomar. No obstante, aquellos que fueron demasiado pretenciosos lo pagaron muy caro”.

Todo tipo de vehículos sufrió accidentes, pinchazos o daños de diversa índole, pero los holandeses concluyeron con el Jefferies intacto. Su único problema, redundante, fue con el Sistema de presión de aire de los neumáticos, en este caso en la rueda trasera derecha. “Sabíamos desde el principio que se podía desconectar”, admitió Tom. “Nos enfocamos en el tipo de promedio que queríamos establecer en las piedras y en la arena, así como en dónde ser más cuidadosos, así que en las curvas a la izquierda yo le gritaba a Tim que sea precavido y a la derecha que acelere. Eso implicó una pequeña pérdida de tiempo, pero la sobrellevamos bien”.

La punta tampoco fue descollante, lo cual fue positivo para los integrantes del equipo Coronel Dakar Racing. El polvo permanecía en suspenso más de lo supuesto cuando otra máquina se les cruzaba por delante. Tim: “En un punto dado, estábamos atrás de dos camiones y de otro coche y no sabíamos hacia dónde ir”. Tom: “En una cañada angosta donde entraba solo un auto, fuimos con poca visibilidad y el sol de frente varios minutos. Íbamos a 30 km/h donde podíamos desarrollar 150”.

En áreas en las cuales éste no era un inconveniente notorio, la navegación era clave. “Hoy había menos senderos, así que si teníamos a alguien en frente, era imposible saber por dónde íbamos”, remarcó Tom. “En esas circunstancias, hay que confiar en los instrumentos de navegación, lo cual tampoco es sencillo por la polvareda. Aún así, no salteamos ni un control de paso. Solamente en uno llegamos tarde después de un gran salto que yo no divisé a tiempo”.

Para lo que resta de competencia, es importante ser precavidos. Las diferencias entre los Coronel y quienes tienen a su alrededor son reducidas: tres minutos con respecto al 24º y dos con respecto al 26º. Ambos son conscientes de que mejorar en el clasificador sería posible más que nada a los errores ajenos. “Y un error a esta altura es muy probable”, reconoce Tom. “Debemos mantener la calma. Faltan pocos días, pero mucho por recorrer aún. No hay que dejarse llevar por el hecho de creer que ya casi termina el rally”.

Mañana, la prueba va de Neom a Al-Ula a través de 583 kilómetros, 342 de velocidad y el resto de enlaces.