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Un día no tan malo

Una 38ª plaza en la décima etapa frustró relativamente las expectativas que en cada jornada se fijan Tim y Tom Coronel, que -sin embargo- se aproximan al final de otro Rally Dakar y calificaron a lo vivido hoy a lo largo de 342 kilómetros de prueba especial como “un día no tan malo”.

El infortunio vino esta vez por el lado de un pinchazo, que los hizo reflexionar que después de eso tenían que conducir a un promedio inferior si no querían más complicaciones similares.  “Pinchar siempre es una desventaja, pero una goma desinflada es algo con lo que Podemos sobrevivir”, expresó Tom.

Para ir de Neom a Al-Ula atravesaron hermosas cañadas y vastas planicies. En el primer tipo de paisaje, abundaron las piedras; en el segundo, el polvo en suspenso. Se trata de los dos elementos por culpa de los cuales los gemelos holandeses alcanzaron su peor resultado parcial desde que largaron.

El pinchazo fue consecuencia del sistema de presión de aire de los neumáticos, que por enésima vez se negó a funcionar. Así, fue imposible regular cada rueda desde el habitáculo, según el tipo de terreno acometido. “Al principio, elegimos 1.3 bar de presión, que fue muy poco para el suelo pedregoso. La rueda de auxilio tenía 2 bares, que era excesivo, por lo que nos manejamos con cuidado, especialmente del lado izquierdo”.

En la neutralización a 204 km de la partida, donde los participantes recorrieron 30 km de asfalto y tenían una parada obligatoria, piloto y navegante pudieron cambiar las ruedas de auxilio y corregir la presión Adelante y atrás. “Pusimos 1.8, 1.9 bares. Eso era suficiente”. Durante la primera parte del trayecto, “La Bestia” se demoró en el polvo de varios camiones. “Perdimos tiempo detrás de los Kamaz”, confesó Tom Coronel. “Cuando ellos te pasan, y ciertamente tenían buena velocidad ahí, uno queda un rato sin poder ver hacia dónde va. Hay que desacelerar para evitar un accidente. Ya habíamos visto, por algo parecido, dos autos destrozados”.

En la siguiente mitad, en cambio, Tim y Tom se movieron más a sus anchas. “Íbamos solos”, aseguró Tim. “Nos sentimos de repente como en una burbuja, pero al no tener a otros cerca, debíamos ser precisos con la navegación. Tom lo fue, corrigiendo pequeños errores de a poco”. “Cruzamos tarde un control de paso una vez. Había trucos en el itinerario y tuvimos suerte de no equivocarnos más frecuentemente”, según Tom.

Dentro de todo, el equipo está conforme, incluso habiendo retrocedido cuatro posiciones en la categoría Autos. “En términos deportivos, eso fue una pena”, reconoció Tim, “pero ha sido una jornada difícil que pudimos superar. Nos quedan dos etapas más todavía”. Tom mira con cierto recelo la de mañana, que es la más larga de todas. “Escuché que les llevó dos días planificarla, así que imagino que va a ser un trance duro”.

Hay 598 kilómetros entre Al-Ula y Yanbu (464 de especial y 134 de enlaces), aún cuando se recortaron 50 de esa cifra.